Entre los orixás, es el primero a citarse, el primero a ser recordado en el terreiro, a quién se le pide licencia para que todas las ofrendas a los otros orixás puedan ser realizadas.
Hay dos explicaciones para eso:
Una se refiere al hecho de que Bará es imprescindible para cualquier unión entre los seres humanos y el mundo astral, siendo su papel primordial, el de mensajero de los orixás.
Otra explicación se basa más en el carácter controvertido a él atribuido. Bará sentiría envidia y perturbaría cualquier ceremonia en que no fuese el primero en ser homenajeado.
Hay una leyenda que explica esa versión: “El rey del Congo tenía tres hijos: Xangó, Ogum y Bará; Este último era turbulento, peleador y malcriado. Después de su muerte, siempre que los africanos hacían un sacrificio hacían un sacrificio a los espíritus o celebraban una fiesta religiosa, nada era bueno; Las peticiones dirigidas a los dioses no eran oídas, los rebaños fueron diezmados por las epidemias, las cosechas se secaron sin producir frutos, los hombres caían enfermos.
Qué tabú habían violado?; El babalawo consultó los obís (frutos de una palmera usados en la adivinación) y estos respondieron que Bará estaba enojado, que quería su parte en los sacrificios. Pero, quién es ese Bará?.- Cómo?, no te acuerdas más de él?. – Ah!, si, aquel niño inquieto.- exactamente, ese. Y fue así que en adelante, no se pudo hacer ninguna obligación, ninguna fiesta, ningún sacrificio sin que Bará fuese servido en primer lugar.
Otra leyenda cuenta que Olofím (Olorum, el dios supremo) dijo: “Siendo tú el más chiquito y mi mensajero, serás el más grande en la tierra y en el cielo, y sin contar contigo nunca será posible hacer nada”. Exu Bará lo curó de una dolencia con sus hierbas. Como puede apreciarse, él conoce también las hierbas medicinales, que curan o matan. Junto a su hermano Ogum desenmarañan la floresta. Abre los caminos para que el sacerdote de Hosanna (dios de la floresta y las hierbas) pueda escoger las plantas mágicas y sagradas. Exu Bará es el guardián de la calabaza misteriosa a través de la cuál Osanha habla; Como hablaban los espíritus a través de las maracas de los pajés indígenas.
Hay dos explicaciones para eso:
Una se refiere al hecho de que Bará es imprescindible para cualquier unión entre los seres humanos y el mundo astral, siendo su papel primordial, el de mensajero de los orixás.
Otra explicación se basa más en el carácter controvertido a él atribuido. Bará sentiría envidia y perturbaría cualquier ceremonia en que no fuese el primero en ser homenajeado.
Hay una leyenda que explica esa versión: “El rey del Congo tenía tres hijos: Xangó, Ogum y Bará; Este último era turbulento, peleador y malcriado. Después de su muerte, siempre que los africanos hacían un sacrificio hacían un sacrificio a los espíritus o celebraban una fiesta religiosa, nada era bueno; Las peticiones dirigidas a los dioses no eran oídas, los rebaños fueron diezmados por las epidemias, las cosechas se secaron sin producir frutos, los hombres caían enfermos.
Qué tabú habían violado?; El babalawo consultó los obís (frutos de una palmera usados en la adivinación) y estos respondieron que Bará estaba enojado, que quería su parte en los sacrificios. Pero, quién es ese Bará?.- Cómo?, no te acuerdas más de él?. – Ah!, si, aquel niño inquieto.- exactamente, ese. Y fue así que en adelante, no se pudo hacer ninguna obligación, ninguna fiesta, ningún sacrificio sin que Bará fuese servido en primer lugar.
Otra leyenda cuenta que Olofím (Olorum, el dios supremo) dijo: “Siendo tú el más chiquito y mi mensajero, serás el más grande en la tierra y en el cielo, y sin contar contigo nunca será posible hacer nada”. Exu Bará lo curó de una dolencia con sus hierbas. Como puede apreciarse, él conoce también las hierbas medicinales, que curan o matan. Junto a su hermano Ogum desenmarañan la floresta. Abre los caminos para que el sacerdote de Hosanna (dios de la floresta y las hierbas) pueda escoger las plantas mágicas y sagradas. Exu Bará es el guardián de la calabaza misteriosa a través de la cuál Osanha habla; Como hablaban los espíritus a través de las maracas de los pajés indígenas.
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