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Ser médium es ser intermediario entre la vida espiritual y la material.
Cabe a lo médium recibir y transmitir mensajes dictados por el maestro, guía o protector.
Toda y cualquier persona es potencialmente uno médium, siendo diversas las modalidades, grados y franjas de evolución con que se presenta la mediunidade de un individuo.
No es finalidad de este artículo estudiar una a una esas formas de mediunidade, pero de mostrar que, en todas ellas, hay requisitos, derechos y deberes a que sean cumplidos por todas las personas, esté ella con la mediunidade abierta o no.
Mediunidade "abierta" se aplica en aquellas personas en que el fenómeno de la mediunidade, o sea, la recepción de mensajes espirituales ya se manifestó de alguna forma.
La responsabilidad de lo médium es grande, no sólo porque de él dependen diversos hermanos materiales, como también porque en él es depositada la confianza del Supremo Creador.
Lo médium debe ser humilde, resignado, perseverante, caridoso y por encima de todo, justo para con todos los que lo rodean y lo buscan.
Lo médium debe tener fe, esperanza, comprensión y amor para distribuir a todos que, carentes de palabras de confort, oyen los mensajes del Astral.
Solamente dotado de estas virtudes puede lo médium recibir transmisiones de verdad, paz y armonía para retransmití-las a sus hermanos.
El desarrollo de la mediunidade se procesa la medida que el individuo va fijando estos conceptos dentro de su íntimo y, lo que es más importante, la medida que estos conceptos van siendo practicados realmente, del fondo del corazón, es que él va subiendo en la escala de desarrollo mediúnico.
El tiempo de este desarrollo está directamente relacionado con la aceptación de la Verdad Divina y la aplicación de esta verdad en el cotidiano de lo médium.
Existen ciertas trabas y barreras en la vida de uno médium que, por veces, en segundos sólo, puede él perder años de perfeccionamiento espiritual.
Entre ellos podemos citar el odio, el rencor, los celos, la envidia, el fanatismo y el materialismo abusivo.
Son obras de los espíritus sin luz que están a la acecha de los menos avisados y toman posesión del cuerpo astral del individuo, inculcando les sensaciones y sentimientos mórbidos que en la correcta irá a destruirlo si no fueran combatidos a tiempo.
En este caso lo médium se hace un poseso de las fuerzas del mal, llegando hasta, lo que muy frecuentemente ocurre, a influir materialmente en la vida de lo médium, haciendo con que este transmita estos sentimientos impuros a todos los que lo rodean.
Se hace entonces en un antro de fuerzas negativas y se cae en el abismo oscuro y profundo de las tinieblas.
Por lo tanto ha, lo médium, siempre dos puertas a su frente y depende de él abrir la puerta correcta.
No es como se dice "un tiro en el oscuro", todo médium a lo encontrarse en una situación semejante debe elevar su pensamiento a la Dios y con fuerte y vigorosa plegaria implorar a sus mentores que iluminen su mente y el impulso a continuar por caminos rectos.
Lo médium tiene protección espiritual, basta preservar esta protección y siempre renovarla a través de pensamientos positivos de paz, amor, verdad y justicia.
Lo médium, para conseguir esto, no necesita ser un intelectual, ni un recluso de la vida material. Basta que tenga una vida normal, regular, pero siempre vuelto para las cosa espirituales, que es la razón de su existencia, pero nunca con fanatismo, que es una de las puertas del abismo.
Debe ser controlado, estable delante de situaciones tanto alegres como tristes, felices como desesperadoras, sin embargo perder el sentimiento de humanidad.
Debe siempre tener en mente que Dios a todo ve y a todo fiscaliza.
Debe sembrar la armonía de partes conflitantes, no importando de que lado esté.
Debe perdonar a todos sin excepción, no interesando por quien o por qué fue ofendido.
Debe tener paciencia con los menos esclarecidos, alejando sentimientos de odio, envidia, celos y rencor.
No debe tener ilusiones ni ilusionar a quienquiera que sea.
Debe sí, mostrar la realidad de los hechos y aceptarla como tal.
Debe saber distinguir el correcto del errado y saber decir esta verdad sin herir a nadie. Debe seguir los mandamientos dictados por el Maestro de los Maestros, no como una obligación, pero como una cosa natural, real y verdadera.
Para eso debe imprimir en su íntimo la esencia y las razones de tales mandamientos. Debe principalmente:
"AMAR DIOS UNICO SOBRE TODAS Las COSAS Y A TU PRÓJIMO COMO A TI”
Ser médium es ser intermediario entre la vida espiritual y la material.
Cabe a lo médium recibir y transmitir mensajes dictados por el maestro, guía o protector.
Toda y cualquier persona es potencialmente uno médium, siendo diversas las modalidades, grados y franjas de evolución con que se presenta la mediunidade de un individuo.
No es finalidad de este artículo estudiar una a una esas formas de mediunidade, pero de mostrar que, en todas ellas, hay requisitos, derechos y deberes a que sean cumplidos por todas las personas, esté ella con la mediunidade abierta o no.
Mediunidade "abierta" se aplica en aquellas personas en que el fenómeno de la mediunidade, o sea, la recepción de mensajes espirituales ya se manifestó de alguna forma.
La responsabilidad de lo médium es grande, no sólo porque de él dependen diversos hermanos materiales, como también porque en él es depositada la confianza del Supremo Creador.
Lo médium debe ser humilde, resignado, perseverante, caridoso y por encima de todo, justo para con todos los que lo rodean y lo buscan.
Lo médium debe tener fe, esperanza, comprensión y amor para distribuir a todos que, carentes de palabras de confort, oyen los mensajes del Astral.
Solamente dotado de estas virtudes puede lo médium recibir transmisiones de verdad, paz y armonía para retransmití-las a sus hermanos.
El desarrollo de la mediunidade se procesa la medida que el individuo va fijando estos conceptos dentro de su íntimo y, lo que es más importante, la medida que estos conceptos van siendo practicados realmente, del fondo del corazón, es que él va subiendo en la escala de desarrollo mediúnico.
El tiempo de este desarrollo está directamente relacionado con la aceptación de la Verdad Divina y la aplicación de esta verdad en el cotidiano de lo médium.
Existen ciertas trabas y barreras en la vida de uno médium que, por veces, en segundos sólo, puede él perder años de perfeccionamiento espiritual.
Entre ellos podemos citar el odio, el rencor, los celos, la envidia, el fanatismo y el materialismo abusivo.
Son obras de los espíritus sin luz que están a la acecha de los menos avisados y toman posesión del cuerpo astral del individuo, inculcando les sensaciones y sentimientos mórbidos que en la correcta irá a destruirlo si no fueran combatidos a tiempo.
En este caso lo médium se hace un poseso de las fuerzas del mal, llegando hasta, lo que muy frecuentemente ocurre, a influir materialmente en la vida de lo médium, haciendo con que este transmita estos sentimientos impuros a todos los que lo rodean.
Se hace entonces en un antro de fuerzas negativas y se cae en el abismo oscuro y profundo de las tinieblas.
Por lo tanto ha, lo médium, siempre dos puertas a su frente y depende de él abrir la puerta correcta.
No es como se dice "un tiro en el oscuro", todo médium a lo encontrarse en una situación semejante debe elevar su pensamiento a la Dios y con fuerte y vigorosa plegaria implorar a sus mentores que iluminen su mente y el impulso a continuar por caminos rectos.
Lo médium tiene protección espiritual, basta preservar esta protección y siempre renovarla a través de pensamientos positivos de paz, amor, verdad y justicia.
Lo médium, para conseguir esto, no necesita ser un intelectual, ni un recluso de la vida material. Basta que tenga una vida normal, regular, pero siempre vuelto para las cosa espirituales, que es la razón de su existencia, pero nunca con fanatismo, que es una de las puertas del abismo.
Debe ser controlado, estable delante de situaciones tanto alegres como tristes, felices como desesperadoras, sin embargo perder el sentimiento de humanidad.
Debe siempre tener en mente que Dios a todo ve y a todo fiscaliza.
Debe sembrar la armonía de partes conflitantes, no importando de que lado esté.
Debe perdonar a todos sin excepción, no interesando por quien o por qué fue ofendido.
Debe tener paciencia con los menos esclarecidos, alejando sentimientos de odio, envidia, celos y rencor.
No debe tener ilusiones ni ilusionar a quienquiera que sea.
Debe sí, mostrar la realidad de los hechos y aceptarla como tal.
Debe saber distinguir el correcto del errado y saber decir esta verdad sin herir a nadie. Debe seguir los mandamientos dictados por el Maestro de los Maestros, no como una obligación, pero como una cosa natural, real y verdadera.
Para eso debe imprimir en su íntimo la esencia y las razones de tales mandamientos. Debe principalmente:
"AMAR DIOS UNICO SOBRE TODAS Las COSAS Y A TU PRÓJIMO COMO A TI”
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