La historia cuenta que Señor Exú Mulambo

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La historia cuenta que Señor Exú Mulambo y Doña María Mulambo eran hermanos gemelos nacidos a mediados del siglo XIII, provenientes de una familia humilde que vivía en la región noroeste de Inglaterra. Eran citas de un grupo de 11 hermanos, y fueron separados de esos hermanos por ser gemelos.     En esa época algunos líderes religiosos importantes ligados a los nobles y grandes hacendados predicaban que los niños gemelos eran la demostración del mal en la tierra, que al nacer esos niños estaban ligados a hechicerías y brujerías, y debían ser muertas, quemadas o ahogadas en los grandes ríos, para que ese mal no creciera ante el pueblo humilde.     Al nacer los gemelos, sus padres se desesperaron, temían que esos líderes descubrían que en aquella gestación tan esperada surgir una hermosa pareja de gemelos, y seguramente serían asesinados en nombre de la falsa predicación demoníaca inventada por los religiosos atormentados por sus propias mentiras, que si prolongaban e iban creando vida.     En la desesperación el padre de los gemelos los escondió en una cueva cercana de allí junto con su esposa, para dejarlos en seguridad. A partir de ahí difundió la noticia de que el niño que había nacido no soportó el parto, y desencarnó al nacer.     Fue una conmoción en la región, pues la familia era muy querida por los trabajadores rurales que allí sobrevivían.
El padre de los gemelos también dijo que su esposa se encontraba muy débil, y que tendría que buscar fuerzas en los aires montañeses, y así logró omitir el nacimiento de los gemelos.     Esta omisión quedó fuera del conocimiento de los líderes religiosos por diez años. Pero desafortunadamente sucedió algo inesperado.     Cierta tarde los hermanos gemelos jugaban fuera de la cueva, y comenzaron a pensar nuevas aventuras, yendo al pequeño campamento donde nacieron. Y allí no dejaron de ser notados por la grandiosa semejanza entre ambos.     El pueblo un tanto asustado los observaba muchos se alejaban por el temor de estar al encuentro de seres de las tinieblas, pues por decenas y decenas de años los líderes religiosos predicaban el mal que supuestamente venía de personas gemelas.     El falatorio se extendió entre todos, y las noticias llegaron hasta los grandes líderes religiosos, que estupefactos no creían que podrían haber dejado esos seres demoníacos, eso en su visión clara, llegar hasta el punto de crecer y aventurarse entre las personas de la región.     Fue un alboroto enorme, todos pensaban que estaban siendo atacados por hechicerías, los líderes salieron en busca de los hermanos gemelos, hasta que los encontraron inocentemente jugando por la ciudad.     De una forma abrupta los capturaron, y los llevaron presos hasta el monasterio en el que esos líderes vivían. Allí fueron presentados al gran supremo de la religiosidad de la época y local, y rápidamente fueron arrojados en un pequeño calabozo.     Sin entender los hechos reales, los niños lloraban de pavor de la situación, y en ese lugar que tuvieron la primera experiencia espiritualista.     En el contenido del pavor, en la oscuridad del calabozo, en la desesperación de las lágrimas perdidas, ante los niños surge una hermosa imagen de un hombre fuerte y con la serenidad en los ojos, diciéndoles así:
"No teman, pronto estarán libres, y una vez que la libertad venga ustedes partir a una nueva vida, vida que estará llena de plata y oro, pero el tiempo va a mostrar dos caminos a ustedes. El primer camino será de la caridad, el amor y la paz, el segundo camino será de ostentación, prepotencia y desamor. El libre albedrío de ustedes es que responderá por un tercer camino, en el que van a recibir de acuerdo con lo que sea escogido. En cuanto a las palabras, porque la elección será difícil, sufrirá por el frío, el hambre y el dolor, pero pueden no sufrir y vivir con la riqueza, la nobleza, pero le falta algo mucho más grande. Todo dependerá de lo que hayan dispuesto a abandonar y donar en el futuro. Y así el hombre desapareció, dejando allí sobre intensa reflexión a los hermanos gemelos. Fuera del monasterio, el padre de los gemelos desesperado buscaba una manera de ayudar a sus hijos, sin imaginar cómo podía hacerlo, pues el poder de los líderes sobre el pueblo era intenso, tanto que cientos de personas se aglomeraban frente al monasterio con antorchas en las manos con el fin de llevar a los niños a la hoguera para ser quemados vivos. El padre en gran desesperación clamaba a Dios. Lágrimas rodaban en su cara, necesitaba salvar a sus pequeños. En el balcón del monasterio apareció uno de los líderes religiosos diciendo al pueblo la decisión tomada por la cúpula, y esa decisión sería llevar a los gemelos la hoguera al día siguiente para ser quemados vivos, y así alejar a los demonios que los seguían, y deseaban tomar la ciudad. La población al oír esas palabras se fue alejando más tranquilamente, imaginando que ese sería el mejor camino a tomar para así proteger la ciudad de la supuesta toma del demonio. Poco a poco el local era vaciado, quedando sólo el padre de los gemelos, que continuaba de rodillas a llorar copiosamente. Ante él surge uno de los líderes religiosos, en el que le extendió las manos y lo puso de pie, diciendo con una voz amigable: "Mi hermano, sé de su sufrimiento, sé de su dolor como padre, no predice el mismo pensamiento que mis compañeros de monasterio, no creo que los hermanos gemelos sean enviados del demonio. No tengo poder para luchar contra esta idea, pero puedo intentar ayudar a rescatar a sus hijos antes del amanecer, para que así pueda huir con ellos lejos de aquí.
Una luz de esperanza surgió en el corazón del padre desesperado. Él cae de rodillas frente al misionero, agradeciendo con lágrimas en los ojos. La madrugada se entró por la noche estrellada. El religioso adentra al calabozo del monasterio junto con el padre de los gemelos disfrazado con las vestiduras usadas en el ambiente de oraciones. Llegaron rápidamente hasta los niños, que al ver al padre se emocionaron grandemente. Con un máximo de cuidado lograron huir del fatídico monasterio del terror, y aún por la madrugada huyeron de la ciudad, yendo a un lugar desconocido de los líderes religiosos. Caminaron unos días y noches. El frío era intenso, el hambre compañera extrema, el miedo tomaba los corazones desesperados. En el momento en que el padre tuvo que separarse de los niños y regresar al campamento, pues con la fuga de los gemelos y la desaparición del padre, que era antiguo morador de la localidad, podrían los líderes desconfiar de algo, y hacer algunos tipo de mal la madre de los niños y sus hermanos. El día ya raiaba, el hombre llega a una vieja señora, le pide ayuda, explica que dejó la esposa enferma en la ciudad vecina, y tenía necesidad de ir a recogerla, pero tenía obligación de dejar a los niños en buenas manos para que pudiera hacer un viaje tranquilo. La vieja señora con todo cariño le dijo que le ayudaría, y que podría buscar a su esposa sosegada. Y así el hombre más tranquilizado partió para buscar a su esposa e hijos, y así intentar dejar todo atrás y recomenzar una nueva vida. Pero la furia de los líderes sin corazón no tenía límites. Cuando regresó a su casa, el padre esperanzado tuvo una sorpresa extremadamente desagradable. Su casa había sido invadida, y presos fueron su esposa e hijos por los líderes fanáticos. Él desesperado corre hasta el monasterio, y al llegar acaba siendo capturado, acusado de formar parte de hechicerías, y por haber rescatado a los gemelos, que eran vistos como seguimiento del demonio. De una manera cobarde e impensable, los líderes, y el pueblo de aquella región llevaron a la familia de los gemelos para ser condenados a la hoguera. Y en un grado de intensa de crueldad fueron quemados con aval de los líderes religiosos. El tiempo pasó, la familia fue olvidada por la población. Y los gemelos continuaron fuera de la ciudad natal de ellos, viviendo con la vieja señora que les cuidaban como si fuera sus propios hijos, esperando la vuelta del padre que un día los dejaron sobre los cuidados de la anciana.
Y el padre no regresó, y no regresaría jamás. Algunos años se pasaron la vieja señora, ahora débil, enferma, frágil, sufría por entender que sus días de encarnación estaban para terminar, y con eso temida en dejar a los gemelos desamparados, fue hasta un viejo castillo, en el que ella trabajó por toda la, vida, y allí fue a estar con un señor muy cariñoso Conde noble de la región, y con él buscó auxilio para los gemelos desamparados. Él oyendo todo el relato de la vieja conocida, dijo que ella no debería preocuparse, pues cuidaría a los gemelos, y así lo hizo cuando la anciana desencarnó. Los niños vivieron en el castillo durante 10 años, y en ese tiempo aprendieron con el Conde que siempre deberían buscar hacer el bien, traer la paz y entregar la caridad. Pero los jóvenes se sentían limitados, y deseaban ayudar a más y más personas, pero en aquella región ya habían hecho lo que era preciso, deseaban buscar algo o alguien que realmente estaba necesitado. Incluso sin la autorización del Conde, los gemelos salieron por la noche en busca de una ciudad cercana, y así evaluar las condiciones de vida de otras personas. Y ese fue un error grandioso. Al entrar en la ciudad natal de ellos y de su familia, pronto fueron percibidos por populares, y esos pronto llamaron la atención de los líderes religiosos, que sin demora acudieron al encuentro de los gemelos. Después de estar de cara a cara, no había duda, percibieron que eran los mismos gemelos fugitivos. Y en ese momento, después de mucha charla, los jóvenes descubrieron el triste destino de su familia, y tal vez el mismo para ellos, la hoguera. El Conde que faltaba de los jóvenes, después de algunas preguntas descubrió su paradero. Sabiendo de toda la historia referente a la leyenda sobre gemelos y los líderes crueles, partió con una pequeña comitiva con el propósito de rescatar a los jóvenes de las manos de los sanguinarios falsos religiosos. Pero al llegar al lugar donde se encontraban, el Conde y su pequeña comitiva fueron atacados por rebeldes que tomados por la ignorancia impuesta por los líderes religiosos, asesinaron a todos sin la menor piedad. Al observar toda esa crueldad el mismo líder que antes había auxiliado a los gemelos y su padre en la fuga del monasterio, nuevamente buscó ayudar a los jóvenes. El viejo religioso dando ropas en harrapos a los jóvenes mandó que las usara y separadamente se mezclasen con la población. No deberían ser vistos juntos, hasta que pudieran salir de la ciudad.
Y así fue hecho, partieron en fuga, con las vestiduras en harrapos para no ser reconocidos. De ciudad en ciudad, los jóvenes iban caminando, pero las noticias se extendían como pólvora, y como los líderes no admitían por un motivo de orgullo ser contrariados, pasaron a perseguir a los gemelos por varias ciudades. A pesar de ser perseguidos, los jóvenes continuaban buscando hacer la caridad a los semejantes necesitados. Se trataba de enfermos, ayudaban a los niños, los ancianos, recogían ropa y comida para los menos afortunados. En el momento de la muerte de su madre, la madre de su madre, la madre de su madre, se casó con su madre. Una noche en una pequeña ciudad en la que los gemelos ayudaban a algunos caminantes enfermos, entre ellos varios niños, uno de los líderes que los perseguían los visualizaban, y quedando de toca en observación donde los jóvenes se escondían, y cuando tuvo la certeza del lugar, se debató apresuradamente al encuentro de los otros líderes, con la intención de atrapar a los gemelos por sorpresa. Al regresar en el lugar los gemelos ya no se encontraban más, eso dejó a los líderes rabiosos al extremo, y los hicieron salir de allí con intenciones de mucha perversidad. Ellos fueron hasta el grupo de caminantes en el que los jóvenes estaban cuidando, de ese grupo los religiosos cogieron a los niños la fuerza, y esparcieron el rumor por la ciudad que iban a sacrificar uno a un caso los gemelos no aparecieran. La ciudad se quedó en desesperación, las noticias se extendieron como fuego en pólvora, hasta que llegaron hasta los jóvenes gemelos, que incluso sabiendo de sus destinos en manos de los líderes asesinos, fueron hasta ellos pidiendo la liberación de los niños. Los religiosos capturaron a los gemelos, los torturaron hasta la muerte. Sus cuerpos fueron arrastrados y jugados en medio de la ciudad ante las miradas incrédulos de la población. Los líderes simplemente se voltearon y partieron, dejando atrás el gusto amargo de la venganza sobre dos inocentes que el único mal hecho fue haber nacido gemelos.
Las personas un tanto asustadas, se acercaron a los cuerpos aún vestidos con los molambos, los cogieron y los sepultaron uno al lado del otro. Sobre el sepulcro, flores en los colores azules y rosas nacieron perfumando todo el ambiente, de esas flores salían un pequeño néctar que milagrosamente ayudaba en la cura de males de las personas de aquella región.
En el día de hoy, el Señor Exú Mulambo y Doña María Mulambo, trabajan en favor de la caridad en terreros de Umbanda, trayendo entendimiento, retirando obsesores, como Kiumbas, Eguns y Zombeteros, abriendo caminos, retirando magia negra y hechicerías, para aliviar la caminata de los semejantes rumbo a Jesús.

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