OYEKU MEJI
La vida del Adivino es mejor que la del labrador.
La palma es su mejor testigo para llevar la cabeza sobre los hombros.
Un nudo hecho a una soga no le quita su fuerza.
El ojo no se puede ver a través de un paño negro cuando la noche es oscura.
Las gotas de agua nunca caen solas.
La Sabiduría de viejo es como barro mojado, que si le salta sobre él, se puede resbalar y romperse la cabeza.
El fango, la cara del castigador y el lomo del agricultor, son calientes, pero la casa de Ifá es siempre fresca.
Hay quien vive en la oscuridad aún, cuando Olórun lo rodea con su luz.
Un caimán enorme no puede coger el racimo espinoso de la mata de ikin y comérselo.
Al hombre, su sombra, jamás lo abandona.
La muerte no come guijarros.
Cuando se llama a la muerte desde la distancia, será un ser viviente el que responderá al llamado.
La vida del Adivino es mejor que la del labrador.
La palma es su mejor testigo para llevar la cabeza sobre los hombros.
Un nudo hecho a una soga no le quita su fuerza.
El ojo no se puede ver a través de un paño negro cuando la noche es oscura.
Las gotas de agua nunca caen solas.
La Sabiduría de viejo es como barro mojado, que si le salta sobre él, se puede resbalar y romperse la cabeza.
El fango, la cara del castigador y el lomo del agricultor, son calientes, pero la casa de Ifá es siempre fresca.
Hay quien vive en la oscuridad aún, cuando Olórun lo rodea con su luz.
Un caimán enorme no puede coger el racimo espinoso de la mata de ikin y comérselo.
Al hombre, su sombra, jamás lo abandona.
La muerte no come guijarros.
Cuando se llama a la muerte desde la distancia, será un ser viviente el que responderá al llamado.
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