#PortalAfricanista El vudú también es practicado en: Cuba, Trinidad y Tobago, Brasil, así como en el sur de los
Estados Unidos de Norte América, predominantemente en el Estado de Louisiana; en este lugar se le denomina voodoo hoodoo, son dos elementos diferentes pero complementarios, el voodoo es la religión y hoodoo es el sistema mágico, este término es utilizado por los residentes de Louisana y describe así la marca propia del vudú criollo.
Cabe señalar que la Isla de Martinica se practica el vudú muy semejante al de Haití ya que históricamente también fue colonia francesa y de igual manera había esclavos africanos como en el
resto de las Antillas.
Aspectos generales Los puntos claves de la filosofía vudú y los principios rectores de vida más importantes en la población haitiana: • Respeto y veneración al Grand Mét, al Bondye, árbitro supremo de nuestro destino. • Respeto, honor, servicio fiel a los Lwa (Luá= deidad, santo, dios), protectores del individuo, del grupo y de la comunidad. • Respeto a los Muertos. • Respeto, honra, obediencia y asistencia a los ancianos, patriarcas y matriarcas de la familia y de la comunidad. • Generosidad y buena convivencia con los vecinos así como con los extranjeros. • Solidaridad y ayuda fiel en todos los niveles de parentesco y de amistad, así como también generosidad en el ámbito de la comunidad. 8 Aspectos jerárquicos vuduístas El temor, la persecución, los castigos desmedidos y el machismo que exhiben los dioses imprimen un carácter sumamente tiránico a esta religión que hunde sus raíces en África atrae y fascina por la belleza de los cantos y las danzas rituales en las ceremonias que se suceden a lo largo del año litúrgico cristiano. El concepto de templo no es propio de esta religión, hablemos más bien de cofradías autónomas, cada una con su estilo y sus tradiciones propias. Un homfort, es el nombre del santuario vudú, es un centro religioso que puede ser comparado con el patio que ocupaban en otro tiempo los miembros de la familia grande (familia extensa). El número, la disposición y la ornamentación de los ranchos que constituyen un santuario vudú dependen de los recursos económicos del sacerdote o de la sacerdotisa, y en menor grado de su imaginación, sus gustos o del gusto que les atribuyen a los dioses. Lo único que permite reconocer un houmfort es el péristyle, especie de espacio cubierto, cobertizo abierto en donde se celebran las danzas y las ceremonias al abrigo de la intemperie. El techo de paja o de aluminio se sostiene por varios postes pintados de colores y motivos varios; el del centro, el poteau-mitan es el pivote de las danzas rituales y tiene carácter sagrado, pues simboliza el camino de los espíritus, el camino que recorren los dioses desde la lejana Guinea para llegar a Haití. Cuando no hay ceremonias, el pérystile es el lugar donde se mantiene a los enfermos o donde duermen los visitantes que vienen de lejos, o los iniciados que están desempleados, o simplemente, es un lugar de reunión. Por lo general, al lado del pérystile está el cuarto de los misterios (chambre des mystères), el lugar donde se encuentran los altares de los luas protectores del houmfort. Este cuarto, lleno de objetos diversos: piedras sagradas, estampas, objetos del culto, botellas de aguardiente, medicinas hechas a base de hierbas. Houngans y mambos, sacerdotes y sacerdotisas, no constituyen un cuerpo organizado: son jefes de cofradías más que miembros de un clero jerarquizado. James y cols comentan que cualquier persona puede ser hougan o mambó siempre y cuando cumplan con los requisitos fundamentales como: ser adepto, conocer a la perfección la liturgia del vudú, atributos de los dioses, símbolos pero sobre todo pasar por los ritos de iniciación conocido como kanzó. La jerarquía se organiza en el interior de cada santuario, y un houngan o una mambó preside, nunca los dos a la vez, pues un dignatario del culto no se subordina a otro. El houguenikón, jefe del coro de una sociedad vuduísta puede ser hombre o mujer y es el o la encargada de reemplazar al sacerdote principal del culto cuando éste está en trance ritual o poseído por un luá . El la-place es otro elemento de la jerarquía puede asumir la función de maestro de ceremonias si el hougenikón se encarga a los luases (dioses) interpretando el canto ritual que le corresponde a cada uno de ellos. En las ceremonias es el que abre las procesiones blandiendo su machete saluda a los espíritus que van apareciendo. El último peldaño de la escala están los hounsí (hunsí) quienes pueden ser de uno u otro sexo y son aquellas personas que han pasado por los ritos de iniciación lo cual les permite poder asistir al hungán o a la mambó, ser encargan principalmente del orden y la limpieza del templo y la preparación de las ofrendas, su tarea más destacada es la de formar el coro. Los honorarios principales de los houngan y de las mambó provienen de las curaciones de enfermos, aunque ellos dicen que sólo curan enfermedades sobrenaturales (esto es, la locura y la epilepsia, enfermedades sobrenaturales por excelencia).
Otra fuente de ingresos la constituyen las consultas de adivinación, el pago, generalmente muy oneroso, por las iniciaciones que se llevan a cabo en el santuario, y la venta de polvos mágicos y de talismanes. Los houngan y las mambó revelan ciertos rasgos de personalidad que los convierten en personajes temibles. Por lo general, son de una susceptibilidad extrema, coléricos, no aceptan que se les discuta. Por otra parte, cabe señalar que la mayoría de los houngan tienden a la homosexualidad, son impresionables, caprichosos y con ataques coléricos. Las mambó, por su parte, son en su mayoría mujeres de una muy fuerte personalidad, dominantes, que se encolerizan a la menor ocasión y luego se calman como si nada hubiera ocurrido. Ambos, houngan y mambó, son vengativos y muy vanidosos. En la vocación está también la ambición, el gusto por el poder y la avaricia. Sólo el dios protector del houmfort controla los abusos de estos personajes.
Estados Unidos de Norte América, predominantemente en el Estado de Louisiana; en este lugar se le denomina voodoo hoodoo, son dos elementos diferentes pero complementarios, el voodoo es la religión y hoodoo es el sistema mágico, este término es utilizado por los residentes de Louisana y describe así la marca propia del vudú criollo.
Cabe señalar que la Isla de Martinica se practica el vudú muy semejante al de Haití ya que históricamente también fue colonia francesa y de igual manera había esclavos africanos como en el
resto de las Antillas.
Aspectos generales Los puntos claves de la filosofía vudú y los principios rectores de vida más importantes en la población haitiana: • Respeto y veneración al Grand Mét, al Bondye, árbitro supremo de nuestro destino. • Respeto, honor, servicio fiel a los Lwa (Luá= deidad, santo, dios), protectores del individuo, del grupo y de la comunidad. • Respeto a los Muertos. • Respeto, honra, obediencia y asistencia a los ancianos, patriarcas y matriarcas de la familia y de la comunidad. • Generosidad y buena convivencia con los vecinos así como con los extranjeros. • Solidaridad y ayuda fiel en todos los niveles de parentesco y de amistad, así como también generosidad en el ámbito de la comunidad. 8 Aspectos jerárquicos vuduístas El temor, la persecución, los castigos desmedidos y el machismo que exhiben los dioses imprimen un carácter sumamente tiránico a esta religión que hunde sus raíces en África atrae y fascina por la belleza de los cantos y las danzas rituales en las ceremonias que se suceden a lo largo del año litúrgico cristiano. El concepto de templo no es propio de esta religión, hablemos más bien de cofradías autónomas, cada una con su estilo y sus tradiciones propias. Un homfort, es el nombre del santuario vudú, es un centro religioso que puede ser comparado con el patio que ocupaban en otro tiempo los miembros de la familia grande (familia extensa). El número, la disposición y la ornamentación de los ranchos que constituyen un santuario vudú dependen de los recursos económicos del sacerdote o de la sacerdotisa, y en menor grado de su imaginación, sus gustos o del gusto que les atribuyen a los dioses. Lo único que permite reconocer un houmfort es el péristyle, especie de espacio cubierto, cobertizo abierto en donde se celebran las danzas y las ceremonias al abrigo de la intemperie. El techo de paja o de aluminio se sostiene por varios postes pintados de colores y motivos varios; el del centro, el poteau-mitan es el pivote de las danzas rituales y tiene carácter sagrado, pues simboliza el camino de los espíritus, el camino que recorren los dioses desde la lejana Guinea para llegar a Haití. Cuando no hay ceremonias, el pérystile es el lugar donde se mantiene a los enfermos o donde duermen los visitantes que vienen de lejos, o los iniciados que están desempleados, o simplemente, es un lugar de reunión. Por lo general, al lado del pérystile está el cuarto de los misterios (chambre des mystères), el lugar donde se encuentran los altares de los luas protectores del houmfort. Este cuarto, lleno de objetos diversos: piedras sagradas, estampas, objetos del culto, botellas de aguardiente, medicinas hechas a base de hierbas. Houngans y mambos, sacerdotes y sacerdotisas, no constituyen un cuerpo organizado: son jefes de cofradías más que miembros de un clero jerarquizado. James y cols comentan que cualquier persona puede ser hougan o mambó siempre y cuando cumplan con los requisitos fundamentales como: ser adepto, conocer a la perfección la liturgia del vudú, atributos de los dioses, símbolos pero sobre todo pasar por los ritos de iniciación conocido como kanzó. La jerarquía se organiza en el interior de cada santuario, y un houngan o una mambó preside, nunca los dos a la vez, pues un dignatario del culto no se subordina a otro. El houguenikón, jefe del coro de una sociedad vuduísta puede ser hombre o mujer y es el o la encargada de reemplazar al sacerdote principal del culto cuando éste está en trance ritual o poseído por un luá . El la-place es otro elemento de la jerarquía puede asumir la función de maestro de ceremonias si el hougenikón se encarga a los luases (dioses) interpretando el canto ritual que le corresponde a cada uno de ellos. En las ceremonias es el que abre las procesiones blandiendo su machete saluda a los espíritus que van apareciendo. El último peldaño de la escala están los hounsí (hunsí) quienes pueden ser de uno u otro sexo y son aquellas personas que han pasado por los ritos de iniciación lo cual les permite poder asistir al hungán o a la mambó, ser encargan principalmente del orden y la limpieza del templo y la preparación de las ofrendas, su tarea más destacada es la de formar el coro. Los honorarios principales de los houngan y de las mambó provienen de las curaciones de enfermos, aunque ellos dicen que sólo curan enfermedades sobrenaturales (esto es, la locura y la epilepsia, enfermedades sobrenaturales por excelencia).
Otra fuente de ingresos la constituyen las consultas de adivinación, el pago, generalmente muy oneroso, por las iniciaciones que se llevan a cabo en el santuario, y la venta de polvos mágicos y de talismanes. Los houngan y las mambó revelan ciertos rasgos de personalidad que los convierten en personajes temibles. Por lo general, son de una susceptibilidad extrema, coléricos, no aceptan que se les discuta. Por otra parte, cabe señalar que la mayoría de los houngan tienden a la homosexualidad, son impresionables, caprichosos y con ataques coléricos. Las mambó, por su parte, son en su mayoría mujeres de una muy fuerte personalidad, dominantes, que se encolerizan a la menor ocasión y luego se calman como si nada hubiera ocurrido. Ambos, houngan y mambó, son vengativos y muy vanidosos. En la vocación está también la ambición, el gusto por el poder y la avaricia. Sólo el dios protector del houmfort controla los abusos de estos personajes.
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